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A su altísima excelencia el papa,

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Hace algo más de dos años que fué anunciada la gran búsqueda y sé que en Roma continúan las arduas tareas de investigación. Me conocéis y sabéis bien que siempre he pensado que Titus Flavius nos indicaba un lugar importante lejano más allá de Egipto en el "De privata ordo". Hemos hablado en distintas ocasiones sobre ello y siempre he reconocido que la evidencia no era suficiente. Sin embargo escribo esta misiva con la mano temblorosa por el conocimiento que ha llegado a mí hace bien poco y que estoy seguro excelencia que coincidiréis conmigo en no calificarlo de fortuito o intrascendente.

Hará un año llego a la parroquia del puerto de Santa Margarita un hombre de raza negra. Sorprendentemente no se trataba de un esclavo sino de un viajero pidiendo cobijo. Dijo que se llamaba Akenu. El hombre hablaba rudamente el latín pero se hacía entender. Aparentemente venía de una tierra muy lejana al sur de Egipto y venía en búsqueda del auténtico Dios. De forma que pidió permiso para asistir a las sagradas lecturas y aprender las enseñanzas de Dios. El padre Comiglia de la parroquia no interpretó como un señal divino y le proporcionó cobijo, doctrina y una biblia. A cambio Akenu ayudó en las tareas diarias.

Akenu era un obrero aplicado y se convirtió rápidamente en un devoto Cristiano, tomó la palabra de Dios letra por letra. Sin embargo recibióa menudo insultos por el color de su piel e incluso una vez un grupo de encapuchados intentaron matarle. Por suerte el padre Comiglia le encontró a tiempo, magullado y asustado. En ese momento y temiendo por su seguridad el padre Comiglia mandó por un tiempo a Akenu a la catedral de Venecia para que recibiera mi bendición. Cuando lo conocí me pareció un hombre sorprendentemente atento e intrépido. Cantó los salmos 134 y 135 demostrando un buen dominio de la Biblia y a cambio le mostré la catedral. En uno de los grabados de la capilla dedicada a Moisés Akenu vió un símbolo que dijo que conocía bien. La estrella de David, dijo que era el símbolo de Dios en su tierra. Cuando le pregunté que quería decir me contó que en su tierra también Dios tenía un templo de piedra, que allí lo llamaban Modimo, y que la entrada a su templo, la jungla de piedra, estaba guardada por la estrella de Modimo y que ya nadie sabía entrar la jungla excepto los espíritus.

Mi ansiedad se incrementó al conocer mejor la procedencia de Akenu, a 20 leguas del mar, al pie de un pequeño pico se hallaba una jungla de piedra. Como escribió Titus Flavius:

"a los pies del pico del mediodía, a 20 leguas del mar, construyeron Aham, Sahim, Dierhanam y Mahelel un nuevo templo, una casa secreta para el Dios de Israel, que moraría oculto hasta que alguien digno lo revele a la luz"

En la puerta de entrada, Akenu describió muy claramente la estrella de David.

Mi excelencia, creo que estamos ante el descubrimiento del laberinto que menciona Titus Flavius, y mi mente tiembla en imaginar qué infinitas reliquias se puedan realmente hallar en él si todo lo que cuenta Flavius se demuestra cierto...

Godofredo de Stohenhausen

Patriarca de Aquilea

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