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In noctis aterrimo, lumen quaerenda nobis poenitentia

 

En la hora más oscura, nuestra penitencia será buscar la luz

 

Hermanos, cristianos del mundo, Dios nos llama una vez más a un gran acto de fe. Tras las grandes victorias y penitencias en la guerra con el infiel para recuperar Tierra Santa, se nos ha revelado ahora una nueva prueba de fe. Como Abraham, como Noé, como Job, Dios nos pone de nuevo a prueba.

 

Debemos acudir a la llamada de lo más sagrado. Demasiado tiempo han estado perdidas las señales que Dios nos ha dejado en la tierra y necesitamos, ahora más que nunca, renovar nuestro vínculo divino. La guerra en Tierra Santa se ha recrudecido, tiempos oscuros se ciernen sobre nosotros y nuestras fuerzas cruzadas necesitaran más que nunca superar esta prueba ante Dios. Pero es la fe de toda la cristiandad la que les ayudará a superar la prueba. 

 

Debemos recuperar de todos los rincones de este mundo, aquellos preciados símbolos de Dios en la tierra que un día fueron perdidos. Entre ellos el Santo Grial y el Arca de la Alianza, que como es sabido no se encontraban en Jerusalén cuando fue recuperada, y al parecer hacía ya mucho tiempo que fueron llevados a otros lugares. Ésta será nuestra nueva búsqueda, nuestra nueva fe renovada, y nuestra nueva victoria.

 

Es una hora oscura, tras la caída del rey Guy y la pérdida de Jerusalén, pero Dios nos mostrará el camino, si demostramos nuestra fe.

Todo aquel que proporcione información sobre la ubicación de cualquiera de las grandes reliquias, será debidamente recompensado por su devoción, sacrificio y esfuerzo, con la gratitud de la Iglesia, y con la suma de 500 hiperpirones.

 

El Papa Clemente III

 

30 Diciembre de 1187

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